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- "Sonidos del más allá"
En El Espectador le hicieron una entrevista a Amy Lee:
La banda Evanescence ha vuelto a la escena para presentar su cuarto álbum, en una gira que pasará por Suramérica.
En su nuevo disco, Amy Lee retoma sus más puras raíces rocker, aunque se toma ciertas libertades con la electrónica.
Rapto, devoción, euforia y algo de tortura... son emociones que saltan a la vista cuando te topas con un fanático cualquiera de la banda estadounidense Evanescence. Su música: una fórmula que mezcla rock con electrónica y piano clásico, y matiza con elementos gótico-románticos, ha tocado un nervio sensible en esta generación y, de paso, ha propulsado a esta banda a las altas esferas de la fama.
Ahora, tras una licencia de tres años, Evanescence ha vuelto a la escena para presentar su cuarto álbum original el próximo 7 de octubre con una gira que los llevará por Norte y Suramérica, Europa y el Caribe.
El grupo originario de Little Rock, Arkansas, y actualmente formada por Amy Lee (voz y piano), Terry Balsamo (guitarra), Tim McCord (bajo), Troy McLawhorn (guitarra) y Will Hunt (percusión), irrumpió en la escena musical con su primera producción discográfica: Fallen, en 2003, que vendió más de 17 millones de discos y mereció dos premios Grammy. Siguiéndole los pasos en 2006 The Open Door, otro hit internacional que consagró a Evanescence como uno de esos pocos grupos que logran conquistar tanto a los devotos de culto como las listas de Billboard.
Fue por eso que cuando la cantante principal del grupo, Amy Lee, optó por alejarse del ambiente durante tres años, a los fanáticos de la banda se les erizaron los pelos pensando que su adorada banda atravesaba por otra crisis. Y es que no es la primera vez que Evanescence cae en malas lenguas por dramas internos. En 2003 la banda perdió a Ben Moody, uno de sus fundadores, quien optó irse por su cuenta, y dos años después se vio involucrada en una pugna legal contra su exmánager, Dennis Rider.
Sin embargo, al toparnos con Amy Lee en Miami, es evidente que las tormentas y las manzanas de la discordia han quedado atrás. Hoy luce relajada, iluminada, accesible... feliz. Este año cumple su cuarto aniversario de matrimonio junto su amigo de mucho tiempo, Josh Hartzler, con quien se casó a toda prisa en 2007.
“Me casé mientras estaba de gira”, nos cuenta entre risas, descalza y recostada en un sofá frente a un enorme piano rosado. “Tuvimos un receso de dos semanas, así que decidimos casarnos, irnos de luna de miel y volver a irnos de gira... Empacamos la ropa del tour en medio de la luna de miel”.
Pese a los recuerdos de una boda a la ligera y de cara al presente torbellino publicitario, en el rostro de Amy Lee reina la calma y el buen humor para otra charla, esta vez con El Espectador.
¿Por qué decidió retirarse del medio?
Yo misma me dije: necesito encontrarme lejos de esto; volver a mí misma, lejos de esta imagen y de esto. Quería andar con personas que no sabían lo que hacía y vivir una vida normal... Necesitaba ponerme al día, estar con la familia y celebrar el Día de Acción de Gracias. Esto consume todo. No para. No hay forma de hacerlo a medias.
¿Y cómo logró distanciarse?
Me mudé a Nueva York y me dediqué a trabajar en la casa y a estar con mis amistades. Formé una pequeña comunidad. Tocábamos música, salíamos a diferentes restaurantes. Empecé a escribir... bueno, siempre escribo, pero después de un año empecé a hacerlo en serio... y aprendí a tocar el harpa... Ahora tengo esa habilidad y pude utilizarla en ciertas canciones del disco nuevo.
¿Cuándo decidió que era el momento de volver a la música?
No fue inmediatamente... Empecé a escribir por mi cuenta y a colaborar con un amigo músico. Comenzamos a escribir y nos fuimos por varias avenidas... Se me ocurrió: “Oye, ¿qué tal si hago algo completamente distinto... fundo un trío femenino... tocamos instrumentos folclóricos y cantamos a tres voces?”. Me fui por unas vías extrañas, algo que me divirtió muchísimo. Surgió una etapa muy electrónica, algo que siempre ejerció una gran influencia en nuestra música. Fue asunto de enfocarlo, empujar la guitarra un poco más al fondo... y de eso destilamos varios temas sorprendentes... Hoy el álbum es primero y, ante todo, un disco de rock... rock del pesado. Pero es cool escuchar lo que late debajo de la superficie... Hay momentos en los que no escuchas las guitarras... sólo escuchas este elemento del más allá. Esa ha sido una frase que he usado constantemente: “del más allá”.
Génesis de los nuevos sonidos
Amy destila pura energía creativa, una urgente efervescencia típica de los artistas inquietos. No cuesta imaginar esas descargas nocturnas en Nueva York mientras el nuevo álbum cobraba forma.
Las primicias anuncian un disco que retoma sus más puras raíces rocker, aunque se toma ciertas libertades con la electrónica y otros elementos que le dan esa textura tan evocadora, tan épica y tan Evanescence. Y es que esta nunca ha sido una banda de canciones pequeñas. Hasta sus baladas más íntimas y melancólicas tienden a estar superdotadas de violines, capas y arreglos rebuscados.
En el centro del huracán está precisamente la voz de Amy Lee. Es joven y a la vez sabia, evoca una profunda emotividad, está siempre presente y parece poseer un tono casi místico.
¿La persigue el fantasma del éxito pasado de Evanescence?
Quiero decir ‘no’, pero la respuesta es ‘sí’. Fueron más de 20 millones de discos vendidos... Aun si no estás hablando de ventas de discos, los fanáticos, la popularidad, la fama...
¿Fue una tentación rebelarse contra su propio éxito?
Siento que al principio sí. No lo llamaría ‘rebelarme’... Siempre he estado orgullosa de lo que hemos logrado, pero quería hacer algo completamente distinto porque me hacía sentir bien; porque yo me dije a mí misma: “Esa no soy yo”... Pero lo interesante es que la distancia me hizo recordar. ‘Esa’ no era un personaje. Era yo... y me hizo falta.
¿Qué la hace pensar que el momento de regresar con Evanescence es ahora?
Siento lo mucho que la gente extraña el rock... ese sonido ha estado ausente... Y no digo que este álbum será grandioso, bien puede ser un fracaso, pero no creo que suceda así. Pienso que es el momento perfecto para Evanescence y para los fanáticos de Evanescence.